Zam Wesell era una cazarrecompensas excepcional, tal como lo era la especie a la que pertenecía, los clawdites. Y a pesar de su corta vida y carrera, dejó huella en el Gremio.

La sociedad clawdite

Los clowdites viven oprimidos de forma natural, algo que que ya han aceptado. Su origen está en una terapia genética para curar una enfermedad. Sin embargo, el tratamiento creó una nueva especie. Los afectados se vieron obligados a exiliarse de la principal zona habitada del planeta Zolan. Su cambios incluyen cambiar el color de su piel, aunque hay algunos que pueden cambiar la textura, y muy poco que son capaces de modificar su forma. Solo lo más disciplinados y entrenados son capaces de cambiar durante largos periodos de tiempo, pues cambiar de forma les resulta doloroso, y deben usar ungüentos para evitar que su piel se vea afectada de forma irreversible.

Era una sociedad cerrada, pero algo más abierta que lo de Zolan originaria. Zam Wesell era excepcional porque no solo cambiaba de forma de manera rápida, sino que mantenía una en reposo sin esfuerzo. Nació en el continente Sultur, dominado por los clawdites y donde gobernaban los clanes de guerreros llamados fanfarrones, donde gobernaba el más fuerte. Tenían una gran lealtad a su clan. Pero los mejores guerreros eran la orden religiosa de los caballeros mabari. Predicaban que los que no eran sinceros eran los más pecadores. Pero Zam consiguió ocultar la verdad y lograr el tercer novel de maestría en la lucha mabari.

Zam Wesell, cazarrecompensas

Una vez descubierta, Zam escapó al planeta corporativo Denon. Rápidamente se hizo un sitio como guardaespaldas, gracias a su capacidad de cambiar y adaptarse a las necesidades. Pero siempre fue una patriota, y mandaba dinero a los extremistas clowdites que luchaban en Zolan emanciparse de su especie original.

Con una poderosa red de contactos, financiación y equipo, decidió dar el paso a convertirse en cazarrecompensas. Adoptando la apariencia de una joven y bajita humana, conseguía más trabajos bien pagados. Con mucha práctica logró mantener ese aspecto incluso durmiendo. Su mono morado justado le ayudaba a proteger su piel, y se adaptaba a la fisionomía tanto humana como clowdite. Su casco, le permitía ocultar su rostros con un velo, ya que en el fragor del combate revelaba, sin quererlo, su auténtico aspecto clawdite.

Jango Fett, un cazarrecompensas que conocía desde hace tiempo, le encargó el trabajo de matar a la Senadora Amidala. Sin embargo, fracasó dos veces. Para evitar que fuera interrogada por los jedi, Jango la sacrificó, pese a tener una gran amistad con ella y haberle presentado a su hijo Boba.

Frikipolitas, si os ha gustado el post, no os perdáis la próxima entrega del Blog, donde seguiremos pilotando por este gran y maravilloso universo de Star Wars.