El Cañón Galáctico fue una de las últimas superarmas que desarrolló el Imperio. Tras armas destructoras de mundos como la Estrella de la Muerte y el Aplastador de Soles, Palpatine puso en uso el arma definitiva: el Cañón Galáctico. Un arma capaz de destruir planetas desde inmensas distancias.

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Palpatine resucitado

Tras su muerte en la Batalla de Endor, Palpatine sobrevivió. Su espíritu poseyó uno de sus clones y desde su mundo trono de Byss, en el núcleo galáctico, Palpatine reclamó su antiguo Imperio a la Alianza Rebelde.

Para poner a la galaxia de rodillas, Palpatine se valió de uno de sus mejores ingenieros, Umak Leth. Este desarrolló armas como el Devastador de Mundos, los droides de combate SD-9 y SD-10, así como los cazas droides. Pero su obra maestra que le llevó a ascender a ingeniero jefe de armamento de Palpatine, fue el Cañón Galáctico.

El Cañón Galáctico

Construido en orbita al rededor de Byss, era un arma sumamente precisa y con una gran potencia de fuego. Ubicado en una plataforma de artillería flotante independiente, el cañón empleaba la energía de un enorme reactor central y aceleradores electromagnéticos para impulsar el proyectil. Con un diseño similar a un cañón balístico común.

Dividido en tres secciones, la parte trasera estaba el reactor de energía, mecanismos de absorción de retroceso y sistemas de propulsión y guiado. En la parte central la recámara donde se introducían los proyectiles. Y la parte delantera, el tubo del cañón.

Una vez apuntado, se realizaba el disparo a una velocidad cercana a la luz. En un punto determinado, se activaba la hiperpropulsión y se desprendía de la vaina. Su motor hiperespacial les permitía salir del hiperespacio muy cerca del objetivo, manteniendo una alta velocidad de impacto. El cerebro droide instalado elegía los blancos de la ojivas y provocaba una destrucción masiva gracias al desintegrador de partículas que llevaban integrado y que provocaba una reacción en cadena en el núcleo del objetivo. Además, los misiles iban protegidos con un escudo de alta resitencia.

Nueva, pero corta, era Imperial

El primer objetivo del Cañón Galáctico fue la luna del planeta Da Soocha V. Tras la amenaza que esto suponía, algunos sistemas no dudaron en rendirse de nuevo al poder imperial. Sobre todo cuando destruyó la nave de trasporte de tropas rebelde, la Pelagia. Si hubiera sido por este arma, la galaxia hubiera caído bajo el dominio imperial de nuevo. Sin embargo, Palpatine murió al intentar poseer a Anakin, el hijo de Leia y Han. Un equipo de asalto liderado por Han Solo, y con ayuda de R2-D2, hicieron que la nave de Palpatine, el Eclipse II, chocara con el Cañón Galáctico. Matando al ingeniero jefe Umak Leth y precipitándose sobre Byss, arrasando el planeta trono de Palpatine.

Frikipolitas, si os ha gustado el post, no os perdáis la próxima entrega del Blog, donde seguiremos pilotando por este gran y maravilloso universo de Star Wars.